lunes, 14 de julio de 2008

Cerros de pobreza


Ya he dejado la selva. Ahora estoy en Lima, en escala para el regreso (esta mañana Elena me ha dicho alto y claro por teléfono "Ven pacá" y ya no sé resistirme más). He tenido tiempo todavía de hacer una particular visita. He conocido por fin Manchay, una zona donde las hermanas compasionistas tienen una casita, donde trabajan en medio de los pobres, literalmente. Lima está rodeada por un cinturón de pobreza. Nada nuevo ¿no? Pero el cinturón impresiona, porque es tan grande como la propia Lima. Cerros y cerros terrosos e interminables donde se alzan casitas y casitas construidas por toda la gente que ha venido a la capital buscando una manera de sobrevivir, y que cada día ascienden y descienden entre el polvo para ir o volver de buscarse la vida en Lima. He estado con unas cuantas madres de familia que iban a buscar algo de ropa venida desde España (aquí es invierno y el frío castiga por esos cerros desabrigados). He conocido por ejemplo, a Marina, una muchacha que va con cinco hijos (la más pequeña a la espalda, con esa habilidad tan admirable de llevarla en una manta anudada) y un carrito viejo de bebé. En el carrito no lleva niño alguno, sino mazamorra de calabaza, que va vendiendo por ahí. Ha conseguido que su esposo, hombre, o lo que sea la deje ya en paz y no abuse más de ella, pero ahora está sola en mitad de esos cerros de devastación, ofreciendo su mercancía y tirando de sus cinco hijos. Y parece una más en un mar de pobres...Hoy ha conseguido vender toda su mercancía y se ha equipado de ropa para una buena temporada. Volverá contenta a su casa.

7 comentarios:

Eva (me ahorro el Mª) dijo...

Recuerdo la impresión que me produjo Lima. También recuerdo un reportaje sobre "el cerro de la cruz" que vimos en la tv peruana sobre la migración en torno a la capital. Realmente es terrible palpar la pobreza en cada esquina, tantos niños desprotegidos en la calle, tanta miseria...Recuerdo también aquella casa aparentemente cuidada, de estilo colonial, en la que entramos y vimos una techumbre desvencijada y vecinos acinados en condiciones insalubres (en pleno centro de la ciudad, junto a la plaza de la catedral. Cuando pienso en el derroche que vivimos, en las contradicciones, en nuestro dar la espalda a "la normalidad" que supone la pobreza... ¡Dios mío! qué privilegios vivimos y qué pocos méritos hacemos para llegar a merecerlos. Pienso en todo lo que nos sobra y me avergüenzo.

MARTA dijo...

GRACIAS de nuevo Tomás por contarnos tu vivencia de esa realidad que grita JUSTICIA. Quedarse en el sentimiento de impotencia no vale, hay que echarse a andar, como tú has hecho y pensar que un grano de arena, que una gota de agua, que una hoja verde, hacen una playa, el mar y todo un bosque...con ESPERANZA, aunque nos tiente el desaliento.
GRACIAS por abrirnos esta ventana!!!

Anónimo dijo...

Es impresionante el modo en que nos amargamos la vida teniéndolo todo tan fácil.
Te he seguido con devoción, hasta te oía contarlo mientras te leía. Puedo decir que casi me apena que vuelvas. Espero que, de algún otro modo, nos ayudes a seguir en contacto con esa realidad tan olvidada, con esos Nadies (como dice Eduardo Galeano) que, irónicamente, son Tantos.
Un beso enorme desde Madrid.
Irene.

Anónimo dijo...

Hoy mi hijo mayor se ha "desconectado" un poco de sus maquinitas veraniegas para ponerse a ver las fotos de tu álbum. Le han encantado el "jardín" de la escuela, la piscina y la camioneta. "Yo quiero que mi cole sea así también", decía. Ya puedes decirles que hay cosas allí que despiertan la envidia de los niños de acá.
Lo que ya no le gustó tanto fue leer que hay lugares con tanta pobreza y donde se pasa tan mal; pero es bueno que sepa que esos lugares existen, que la realidad no es sólo la que ellos viven que es privilegiada y que se puede hacer algo por cambiar.
Hablas de que Marina volvió a su casa contenta ese día. ¿Qué tal vuelves tú? Ya nos contarás.
Besos y gracias.

Anónimo dijo...

Soy la madre de Lupe. Te ofrezco mi ayuda,trabajo en el IES Ciudad Jardin (profesora de ingles) y seguro que engancho a mas compañeros. Ya nos pondremos en contacto cuando vuelvas.
Lupe hija llego a Mexico la madrugada pasada.
LLevas toda la razon, basta ya de balones usados, no demos lo que no queremos o no necesitamos, respetemos la dignidad de las personas pobres.

Mª José dijo...

Hola compi, no sabes cuánto me deprime el ver la necesidad de las personas. Yo tenía que haber destinado mi vida a una gran labor, y no que estos papeles de aquí, son solamente eso, papeles y no veo el fruto. Pero... la vida. Aunque con ganas de abrazar a Elena, pero se te queda un trocito allá. ¡Cómo son las cosas!. Bueno, espero hablar contigo en uno de estos días, ya me contarás. Marijó, Meriyou, La Secre.

Anónimo dijo...

Esperamos que tú también vuelvas contento a tu casa. Supongo que comprobar que los deberes se están haciendo es una satisfacción, sobre todo por los niños. Agustín dice que estás loco, pero que es una locura maravillosa, y te manda besos. Ya sabes: "ven p'acá".
Julián